Breve historia
Fue en 1833, durante la época de la Revolución industrial, cuando un grupo de jóvenes estudiantes, entre los que estaba el Beato Ozanam, fundó en París la primera Conferencia de Caridad, encaminada a la santificación de sus miembros a través de la práctica de obras de misericordia. El compromiso de estos jóvenes cristianos es también un testimonio de Fe en un mundo fascinado por el progreso técnico y cada vez más marcado por la indiferencia o la hostilidad hacia la religión.
Fiel a los principios de este primer grupo, la Sociedad de San Vicente de Paúl se define hoy como “una red de amigos que buscan santificarse a través del servicio a los Pobres y en la defensa de la justicia social”. Está compuesta por fieles laicos, hombres y mujeres, niños y adolescentes, jóvenes y mayores de toda condición y cultura. Formada por católicos, está abierta a toda persona de buena voluntad. Es necesario, sin embargo, que los miembros que la lideran sean católicos.
Los miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl llamados también «Vicentinos » salen al encuentro de aquellos que están solos o que viven en situación de pobreza, allá dónde éstos se encuentren: en casa, en la calle, en hospitales, en prisión… con el fin de establecer una relación de confianza y amistad basada en la fidelidad a lo largo del tiempo. Buscan dar testimonio de Nuestro Señor Jesucristo en sus acciones de caridad hacia los que sufren.
Vocación
La vocación de los miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl está basada en el contacto personal con Cristo, en la persona de los pobres. Es a través de la dedicación de su tiempo, de la gratuidad, disponibilidad, atención a los demás, y mediante pequeños gestos, que los Vicentinos expresan ternura y compasión hacia el prójimo. Se disponen «para el servicio a todos» y acogen a cualquier persona, independientemente de su creencia u origen cultural, social o económico. Consuelan con amabilidad, escuchan sin juzgar jamás, pues saben que «cualquier hombre que da una palabra, una opinión, un consuelo hoy, puede necesitarlo mañana» (Beato F. Ozanam) Tratan al pobre “con respeto, y no sólo como a un igual, sino como a un superior, pues sufre como tal vez nosotros no seríamos capaces de soportar » (Beato F. Ozanam). De esta experiencia, los Vicentinos emergen enriquecidos, edificados, evangelizados, transformados. El contacto con personas frágiles o pobres cambia profundamente sus corazones.
Acción de la Sociedad
La acción de la Sociedad siempre está en la caridad cercana. La visita domiciliaria es la actividad tradicional más común, mediante la cual se establece la relación de persona a persona. Este hecho es muy relevante en un mundo marcado por la «globalización de la indiferencia«, según la expresión de Cardenal Robert Sarah, donde muchos sufren de soledad.
«El amor es inventivo hasta el infinito«, exclamó San Vicente de Paúl. Así, las obras de la Sociedad de San Vicente de Paúl son múltiples y cubren muchos campos: salud, alimentación, educación, vivienda, formación, asistencia a personas aisladas o excluidas. En todo lo que emprende, la Sociedad de San Vicente de Paúl se esfuerza por aliviar la miseria material y la miseria moral y espiritual.
La red internacional de Caridad
La Sociedad de San Vicente de Paúl tiene establecidos 153 Consejos en los 5 continentes. Cuenta con 800,000 socios activos y más de 1 millón de miembros voluntarios, divididos en «Conferencias», que forman una gran red de Caridad en todo el mundo. Las Conferencias están unidas por un vínculo fraterno y pueden apoyarse mutuamente mediante la oración, el hermanamiento o la ayuda material. Los Consejos son las instancias que mantienen las Conferencias unidas a París, donde está ubicado el Consejo General International.
Fundador de la Sociedad San Vicente de Paúl
Patrono de la Sociedad San Vicente de Paúl
Grupos de trabajo de la Sociedad San Vicente de Paúl que realizan las obras